Sin duda deben existir muchas razones por las cuales la
cultura de donación de órganos y tejidos sigue quedándose corta, sobre todo en
la comparativa de la necesidad de órganos y tejidos en México, tal vez nos
gusta más recibir y nos cuesta trabajo desprendernos de algo de nosotros (¿Apoco
no te acuerdas cuando eras niñ@ y apretabas la bolsa de las papitas cuando te pedían
tus amiguitos?). En fin pueden ser muchos factores, que quieren llegar “completos”
al cielo, que creen que si traen consigo una tarjeta de donación los médicos no
harán lo posible para salvarlos en una situación de vida o muerte.
Pues bueno en mi muy humilde opinión una de las razones que frena
esta decisión de donar los órganos antes de irnos de esta tierra es la cantidad
de mitos que existen sobre este tema, es por eso que les voy a compartir
algunos mitos y realidades sobre donación de órganos y tejidos.
Allá van...
1. Si sufro un accidente y se conoce que quiero donar mis
órganos los médicos no harán todo lo posible para salvarme la vida.
R. Esta circunstancia es imposible. Los médicos que se
encargan del tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensivos son siempre
distintos de los encargados de la donación y trasplantes. El equipo encargado
de rescate de órganos es notificado después que se ha diagnosticado la muerte
encefálica, es decir la muerte, ellos intervienen para obtener el
consentimiento y la recuperación de los órganos y tejidos con fines de
trasplante solamente se realiza después de que se han hecho todos los esfuerzos
para salvar la vida de la persona y la muerte está legalmente declarada.
2. Hay gente que se ha “despertado” después de haberle diagnosticado
muerte encefálica.
R. Una de las razones más frecuente y sobresaliente para
negarse a la donación está relacionada con la falsa creencia de que existe la
posibilidad de extraer los órganos antes de la confirmación del diagnóstico de
muerte encefálica, lo que se traduce o evidencia en la manifestación del temor
a la extracción prematura de los órganos y tejidos. La escasa información y
confusión sobre el concepto de muerte encefálica refuerza esta falsa creencia.
La muerte encefálica es una definición clínica y legal de
muerte. Ciertos aparatos pueden mantener artificialmente las funciones
corporales (pulso cardíaco, respiración) por unas pocas horas o días, pero no
de modo permanente. Un médico debe confirmar la muerte encefálica, mediante un
estricto examen neurológico. Por lo tanto una vez realizado el diagnóstico
nadie puede “despertarse” o recuperarse.
3. El cuerpo me quedará desfigurado si dono los órganos.
R. El cuerpo de la persona fallecida no se desfigura como
suele pensarse por la extracción de órganos con fines de trasplantes. La
operación se realiza con el mismo tipo de condiciones estrictamente asépticas
que se utilizan en cualquier otro tipo de procedimiento médico. Esta es una
cirugía como cualquier otra y no genera ningún cambio en el aspecto exterior,
al donante se le trata con mucho cuidado, con la máxima consideración y el más
profundo respeto que corresponde, evitando desfigurar el cuerpo. La
intervención se hace de manera muy profesional puesto que los órganos extraídos
serán utilizados por otras personas y no descartados como en la mayoría de las
cirugías habituales.
4. Es imposible celebrar un funeral normal después de haber
donado un órgano.
R. La donación no interfiere en nada con los preparativos
del sepelio. Es posible tener un funeral con el ataúd destapado.
5. Algunas religiones se oponen a la donación de órganos
R. La mayoría de las religiones están de acuerdo en que las
donaciones son el máximo gesto humanitario y han apoyado públicamente las
donaciones:
La Iglesia Católica ha expresado de forma clara y
contundente que la donación de órganos es el acto supremo de caridad,
generosidad y amor que una persona puede hacer por otra en esta vida. Los
últimos Papas en diferentes encíclicas y en otros documentos animan a todos los
católicos a que se expresen en vida a favor de la donación.
Anglicanos y protestantes no plantean ningún problema en
donación /trasplante. En general, abogan porque cada cual elija en conciencia
la decisión de ser donante.
La religión judía es favorable a la donación de órganos.
Incluso se puede leer en el Talmud "Quien salva una vida salva el
mundo" y las jerarquías religiosas interpretan que la donación de órganos
para trasplante es la mejor actitud para ayudar a otro a salvar su vida.
Entre los evangélicos no cabe ningún prejuicio religioso
frente a la donación.
La religión musulmana tampoco pone ningún obstáculo a la
donación y así ha quedado expresado en diversos documentos que sus autoridades
religiosas han difundido. En regiones con serios conflictos de origen religioso
como el Medio Oriente los procesos de trasplante entre personas de diferentes
creencias contribuyen a mejorar las relaciones entre esos pueblos.
Los testigos de Jehová que manifiestan con rotundidad su
oposición a las transfusiones de sangre no tienen por el contrario, ninguna
oposición a la donación de órganos ni tampoco hacia el trasplante; siempre que
se les asegure que no van a recibir durante la operación ninguna transfusión.
Solo religiones más minoritarias en nuestro entorno
occidental como el budismo y sintoismo, no favorecen la donación de órganos
porque en sus creencias, el proceso de muerte sucede de forma gradual
completándose a lo largo de tres días tras la muerte clínica. Durante este
tiempo el cuerpo del difunto budista no debe ser manipulado por interferencias
con futuras reencarnaciones.
6. El hecho de ser una persona adinerada o famosa le permite
adelantarse en la lista de espera para obtener los órganos más rápidamente.
R. La lista de espera para trasplantes no tiene nada que ver
con el dinero ni con la fama que pueda tener una persona. El orden de la lista
de espera se respeta siempre, la distribución de órganos se realiza de acuerdo
al grupo sanguíneo, a la antigüedad en la lista, y compatibilidad entre donante
y receptor. En algunos casos además tiene que ver la gravedad de la enfermedad,
la edad, el peso y la talla. Estos criterios son revisados y actualizados
periódicamente por el personal encargado de la lista de espera, en el caso
colombiano la Coordinación de la Red de Trasplantes a través del Instituto
Nacional de Salud.
Debido a que el número de enfermos que esperan un trasplante
supera al número de órganos disponibles, es preciso realizar siempre una
selección de receptores entre toda la lista de espera. La finalidad principal
es lograr que el beneficio del trasplante sea máximo merced a conseguir una
mayor supervivencia y un óptimo beneficio para el receptor. Un sistema nacional
automatizado, con la ayuda de un programa informático que valora los criterios
mencionados, se pone en práctica para garantizar una distribución ética y
equitativa de órganos. El sistema de distribución no discrimina por razas, ni
existen tratamientos preferenciales para ricos y o famosos.
7. Soy demasiado viejo/a o estoy demasiado enfermo/a para
ser donante
R. Para ser donante voluntario en vida tendrá que ser mayor de edad y menor de 60-65 años.
En cuanto a la donación una vez haya fallecido la persona,
ésta dependerá de los hallazgos, luego de una exhaustiva valoración que
realizará un equipo médico calificado de la función e integridad de los órganos
y tejidos, así como de la ausencia de enfermedades transmisibles u otra
contraindicación. Para donar después de la muerte cualquier edad es adecuada.
Existen muchos niños que requieren órganos y sólo se pueden utilizar en ellos
órganos obtenidos de otros niños.
Gracias por leer y acuérdense... Donar es Amar!!
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